Autocratización

La autocratización es el proceso inverso a la democratización. Es un proceso que limita o cancela el ejercicio de derechos y libertades, reduce o suprime el pluralismo y la oposición políticos, y favorece que el poder del gobierno se ejerza de forma discrecional, sin controles ni rendición de cuentas pública.

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El retroceso de la democracia en el mundo durante los últimos años es un hecho ampliamente reconocido. Uno de los aspectos controvertidos de este fenómeno, sin embargo, es la forma apropiada de nombrarlo y conceptualizarlo.

Una amplia variedad de estudios recientes ofrece elementos para identificar los contornos y contenidos de la “des-democratización” (Bermeo, 2016; Cassani y Tomini, 2019; Del Tronco y Monsiváis Carrillo, 2020; Diamond, 2015; Lührmann y Lindberg, 2019; Mechkova et al., 2017; Tomini y Wagemann, 2018; Waldner y Lust, 2018). Sin embargo, es importante reconocer que la mayor parte de los términos que se emplean son analogías: declive, deslizamiento en reversa, deterioro, erosión, quiebre, recesión, etc. Se trata de términos que ayudan a dar sentido a un fenómeno difícil de asir, pero no necesariamente constituyen conceptos adecuadamente definidos.

Autocratización

El concepto que resulta más apropiado para designar, de forma general, a los problemas de la democracia actual es el de autocratización: se trata de todo proceso que se aleja de la plena democracia (Lührmann y Lindberg, 2019). En un sentido estricto, designa a un cambio negativo en los atributos democráticos del régimen político, con independencia de qué tan democrático o autoritario sea ese régimen.

Así como en los regímenes autocráticos es posible ampliar o fortalecer sus atributos democráticos, así también la autocratización erosiona a los sistemas democráticos, sin que eso implique que éstos se convierten en autoritarismos. La autocratización, a la vez, puede tener lugar en un sistema ya autoritario. En este caso, al revertir los elementos democráticos que tuviera ese régimen, la autocratización provoca que el sistema se vuelva cada vez más cerrado. Se trata de un proceso que Waldner y Lust (2018, p. 95) llaman “deslizamiento en reversa” (backsliding): “el deslizamiento implica un deterioro de las cualidades asociadas con la gobernanza democrática al interior de cualquier régimen. En regímenes democráticos, es el declive en la cualidad de la democracia; en autocracias, es un declive en las cualidades democráticas del gobierno”.

El concepto de autocratización, entonces, es un concepto que abarca a diversas formas de deterioro democrático. Como lo señalan, Lührmann y Lindberg (2019, p. 6), el concepto de autocratización “permite estudiar tanto el ritmo como los métodos empleados en aproximarse a un régimen cercano a una dictadura cerrada, al tiempo que mantiene la diferencia entre recesiones que comienzan en democracias, quiebres de la democracia y una ulterior consolidación de regímenes ya autoritarios”. Desde esta perspectiva, la erosión de la democracia, la ruptura que provoca la instauración de una autocracia o la consolidación del autoritarismo, son todas instancias del proceso más general de autocratización.

Los procesos de autocratización

La democracia es un régimen que, a partir de iguales derechos y libertades para los ciudadanos, sujeta al poder estatal al control e influencia que ejerce colectivamente la ciudadanía a través de la legalidad, las elecciones libres y limpias, y otros mecanismos de rendición de cuentas (Pettit, 2012). Por ende, la autocratización implica que los gobernantes que detentan el poder del Estado dejan de someterse al gobierno de la ley y de verse controlados por las elecciones, la opinión pública y los diferentes pesos y contrapesos del sistema político. En otras palabras, la autocratización implica que los agentes o coalición gobernante ejercen un poder discrecional y arbitrario, en el sentido de que no rinden cuentas al electorado ni a otros poderes constituidos.

Los procesos de autocratización afectan a todos los atributos de la democracia. El avance del autoritarismo puede mermar las libertades ciudadanas fundamentales: las libertades de expresión, asociación y acceso a la información, por ejemplo. De la misma forma, puede limitar el funcionamiento de la democracia electoral reduciendo la equidad de la contienda, la imparcialidad en la organización de las elecciones o el ejercicio del sufragio. En tercera instancia, el autoritarismo puede avanzar limitando la separación de poderes, el gobierno de la ley y el funcionamiento de agencias estatales de control y vigilancia de toda índole. Con frecuencia, desmonta los controles horizontales, sesga o cancela el debate público y combate el pluralismo social y político.

Desde luego, la autocratización es un proceso contingente. En algunos casos puede producirse de forma abrupta, mediante una insurgencia violenta o un golpe de Estado. En otros, es consecuencia de procesos graduales, regularmente como resultado de victorias estratégicas, puntuales, de la coalición autoritaria. De esta manera, como resultado de la autocratización no se instauran necesariamente dictaduras cerradas. En cambio, puede ser que la democracia pierda calidad o inclusive que se deslice hasta transformarse en un autoritarismo competitivo (Levitsky y Way, 2010; Schedler, 2013).

Ninguna democracia puede considerarse ajena a los riesgos de la autocratización. La situación de la democracia en los Estados Unidos, por ejemplo, luego del gobierno de Donald Trump, además de superar momentos críticos, enfrenta desafíos significativos, debido al extremismo que se ha afianzado en sectores específicos del electorado y en el partido republicano. La democracia mexicana, estancada en su desarrollo por más de dos décadas, con logros institucionales más ambiciosos en lo formal que en la práctica, y deteriorada por la violencia criminal y la corrupción política, vive la promesa de una “cuarta transformación”. En los hechos, si esa cuarta transformación implica desmantelar controles institucionales y concentrar el poder de facto en el presidente, podrá presumir de haber cumplido su promesa de transformar al país, pero habrá sido a costa de la democracia y la posibilidad de que los ciudadanos hagan rendir cuentas a sus representantes.

 

Referencias bibliográficas

Bermeo, N. (2016). On Democratic Backsliding. Journal of Democracy, 27(1), 5-19. https://doi.org/10.1353/jod.2016.0012

Cassani, A. & Tomini, L. (2019). Post-Cold War autocratization: trends and patterns of regime change opposite to democratization. Italian Political Science Review/Rivista Italiana di Scienza Politica, 49(2), 121-138. doi: 10.1017/ipo.2019.4

Del Tronco, J. & Monsiváis Carrillo, A. (2020). La erosión de la democracia. Revista De Estudios Sociales, (74), 2-11. https://doi.org/10.7440/res74.2020.01

Diamond, L. (2015). Facing Up to the Democratic Recession. Journal of Democracy, 26(1), 141-156. https://doi.org/10.1353/jod.2015.0009

Levitsky, S. & Way, L. A. (2010). Competitive Authoritarianism: Hybrid Regimes after the Cold War. Cambridge University Press.

Lührmann, A. & Lindberg, S. I. (2019). A Third Wave of Autocratization is Here: What is New About It? Democratization, 26(3), 1-19. https://doi.org/10.1080/13510347.2019.1582029

Mechkova, V., Lührmann, A. & Lindberg, S. I. (2017). How Much Democratic Backsliding? Journal of Democracy, 28(4), 162-169. https://doi.org/10.1353/jod.2017.0075

Pettit, P. (2012). On the People’s Terms: A Republican Theory and Model of Democracy. Cambridge University Press.

Schedler, A. (2013). The Politics of Uncertainty: Sustaining and Subverting Electoral Authoritarianism. Oxford University Press.

Tomini, L., y Wagemann, C. (2018). Varieties of Contemporary Democratic Breakdown and Regression: A Comparative Analysis. European Journal of Political Research, 57(3), 687-716.doi: 10.1111/1475-6765.12244

Waldner, D. & Lust, E. (2018). Unwelcome Change: Coming to Terms with Democratic Backsliding. Annual Review of Political Science, 21(1), 93-113. doi: 10.1146/annurev-polisci-050517-114628

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